
La metamorfosis del parque automovilístico español (2017–2024)
Desde 2017 hasta finales de 2024, el parque de vehículos en España ha pasado de los 28,1 millones a más de 31,3 millones de unidades. Este crecimiento sostenido responde a una combinación de factores: la prolongación de la vida útil de los coches, el frenazo en las entregas de coches nuevos por la crisis de semiconductores y una menor incentivación al achatarramiento, que ha dejado en circulación automóviles cada vez más longevos.
En paralelo, la edad media de los turismos ha escalado hasta los 14,5 años, situándose entre las más elevadas de Europa. Hoy más de un cuarto de los vehículos supera las dos décadas de uso, y casi el 45 % rebasa los 15 años. Esa antigüedad creciente acarrea retos de seguridad vial y de emisiones: los coches más viejos carecen de tecnologías estándar de asistencia al conductor y emiten un 30 % más de partículas que un vehículo de menos de cinco años.
El reparto por combustible refleja un legado diésel que, aunque está en retroceso, aún copa el 59 % del parque, frente al 34 % de la gasolina. Sin embargo, la verdadera revolución se está gestando en la electrificación: los eléctricos puros e híbridos enchufables, que apenas superaban el 0,5 % del total en 2017, alcanzan ya el 1,6 % a cierre de 2024. Los híbridos convencionales baten ese registro, al representar el 7,6 % del conjunto.
La implantación de las etiquetas medioambientales también avanza: un 8,3 % de los turismos luce distintivo ECO o Cero emisiones, mientras que el porcentaje de coches sin pegatina ha caído en torno a un 7 % respecto al año anterior. Aun así, la velocidad de modernización del parque choca con los ambiciosos objetivos de descarbonización y con los cuellos de botella en infraestructuras de recarga, que siguen sin cubrir la demanda real.
La pandemia de COVID-19 y los problemas de suministro interrumpieron en 2020–2021 la dinámica de matriculaciones de nuevos vehículos, llevando a millones de conductores a optar por el mercado de segunda mano. Este trasvase reforzó la tendencia al alargamiento del ciclo de vida de los coches, encareció los precios de ocasión y disparó la antigüedad media, complicando la renovación hacia modelos más eficientes y seguros.
Mirando al futuro, la clave para transformar el parque automovilístico español reside en políticas de achatarramiento selectivo, incentivos a la compra de vehículos cero emisiones y un despliegue masivo de puntos de recarga. Solo así se podrá revertir la tendencia del envejecimiento, mejorar la calidad del aire y acelerar la transición hacia una movilidad más limpia y segura.