La bujía es un componente esencial en motores de combustión interna de gasolina. Su misión principal es encender la mezcla aire-combustible en la cámara de combustión mediante una chispa eléctrica precisa y potente. Su rendimiento influye directamente en la eficiencia, potencia y emisiones del motor.
Componentes principales de una bujía Terminal de conexión
Punto de unión con el cable de encendido.
Recibe la corriente de alto voltaje desde la bobina.
Resistor interno
Reduce interferencias electromagnéticas.
Protege los sistemas electrónicos del vehículo.
Aislador cerámico
Fabricado con óxido de aluminio.
Aísla eléctricamente el núcleo conductor y soporta altas temperaturas (hasta 1200 °C).
Cuerpo metálico (rosca y hexágono)
Permite instalar la bujía en la culata.
Facilita su ajuste con llave dinamométrica.
Electrodo central
Fabricado con materiales como níquel, platino o iridio.
Conduce la corriente hasta la punta donde se genera la chispa.
Electrodo de masa
Soldado al cuerpo metálico.
Completa el circuito eléctrico al recibir la chispa del electrodo central.
Principio de funcionamiento
El sistema de encendido genera una corriente de alto voltaje (entre 12.000 y 45.000 V) que llega a la bujía.
La corriente pasa por el electrodo central, salta una chispa sobre el electrodo de masa (cruzando la separación de 0,6 a 1,1 mm).
Esta chispa enciende la mezcla aire-combustible dentro del cilindro, generando la explosión que impulsa el pistón.
La eficacia de una bujía depende del calor del aislamiento, la forma y material de los electrodos, y la precisión del espacio entre ellos (gap). Una bujía desgastada puede provocar fallos de encendido, pérdida de potencia y aumento de consumo.
Las bujías de iridio y platino dominan el segmento premium por su mayor vida útil y eficiencia.
Marcas como NGK y Denso lideran en vehículos asiáticos, mientras que Bosch y Champion son preferidas en Europa y América.